Mariela Martínez Fermín es una joven maquilladora profesional y licenciada en Mercadotecnia, quien ha convertido su pasión por el maquillaje en una carrera que inspira a otras mujeres a emprender y crecer en sus habilidades. Su historia demuestra que el emprendimiento femenino, con esfuerzo y dedicación, puede romper barreras en la industria de la belleza.
Mariela comenzó en el mundo del maquillaje casi sin darse cuenta. En el colegio, sus amigas le pedían que las maquillara y peinara porque notaban su pasión y, además, les gustaba cómo se arreglaba ella misma. Así, empezó a ganar confianza y, poco a poco, a cobrar por su trabajo. Aunque en ese momento sus precios eran mínimos, su talento natural y deseo de mejorar la llevaron a perfeccionarse, tomando cursos y practicando más hasta convertirse en la profesional que es hoy en día.
Para Mariela, su carrera en el maquillaje no solo ha sido una cuestión de habilidad artística, sino también de persistencia y disciplina. Su formación en Mercadotecnia le ha proporcionado las herramientas para gestionar su negocio de manera integral, especialmente en las redes sociales.
“Me encargo de todo, desde atender a mis clientas, crear contenido, hasta editar los videos. Ser emprendedora requiere mucho compromiso y estar dispuesta a hacer sacrificios”, señaló Mariela.
En el mundo del maquillaje, Mariela ha encontrado una red de mujeres que se apoyan mutuamente para crecer. Ha trabajado en equipo con otras maquilladoras para cubrir eventos como bodas y quinceañeras, donde se necesita más de una profesional para cumplir con los tiempos y la cantidad de clientes.
“Es una comunidad unida; nos recomendamos entre nosotras, eso nos ayuda a todas. Colaborarnos unas con otras es la clave para alcanzar el éxito en esta industria. Por eso hacemos los llamados teams para cubrir eventos donde hay que maquillar a muchas personas”, explicó.
Para Mariela, una de las cosas más satisfactorias de su trabajo es que le ha permitido conocer a muchas personas con sus mismos intereses, creando lazos de amistad con personas valiosas en la industria del maquillaje.
Diferenciarse en el competitivo mundo del maquillaje es un reto, y Mariela se ha enfocado no solo en ofrecer un servicio de belleza, sino en hacer que sus clientas se sientan confiadas y en paz gracias al buen trato que les brinda. Ella procura que vivan una experiencia única, donde no solo luzcan bien, sino que también se sientan seguras. Esa conexión emocional con sus clientas es una de sus principales fortalezas. Además, su puntualidad y trato amable han contribuido a su reputación, ganándose la confianza de sus clientas, quienes valoran su trato cercano y personalizado.
A pesar de que a veces se ha sentido desmotivada, sigue adelante gracias a su fe en Dios y confianza en sí misma. Para ella, el emprendimiento requiere tanto habilidades como perseverancia. A lo largo de su carrera, ha tomado cursos de actualización en técnicas de maquillaje para adaptarse a las nuevas tendencias. Es consciente de que la práctica y la capacitación continua son claves para su desarrollo personal y profesional.
A pesar de la competencia, Mariela considera que el maquillaje tiene espacio para todas. “Cada maquilladora tiene su estilo, y las clientas eligen a quien más las identifica. No veo a las demás como una competencia, sino como compañeras en este camino”, destacó.
Su visión positiva y su apertura para compartir y colaborar han sido parte de su éxito. Hoy, Mariela no solo embellece a sus clientas, sino que también las empodera a través de su trabajo.
Para quienes desean emprender, su consejo es claro: “Confíen en Dios, estudien y prepárense bien, pero sobre todo sean persistentes”.
Ella invita a todas las mujeres a seguir adelante, creyendo en sus capacidades y en sus sueños.
Con cada maquillaje, Mariela sigue inspirando a mujeres de todas las edades a sentirse más seguras y hermosas, recordándoles que, al final del día, la belleza no es solo una cuestión de apariencia, sino también de actitud y confianza en uno mismo.
