MSc. Ana Cristina Camacho S.

Especialista en Sostenibilidad Upgrade Comunicación

 

El Informe Global de Riesgos 2023 -publicado recientemente por el Foro Económico Mundial (WEF)- envía una clarísima señal a los líderes mundiales: acelerar acciones y soluciones con mentalidad de urgencia; solo así será posible ganarle la batalla a un escenario que se muestra desolador y complejo, especialmente para las regiones más pobres y vulnerables frente a los embates de la crisis financiera, climática y sanitaria.

 

Hace 10 años, en el reporte de 2013, WEF revelaba los tres riesgos de mayor envergadura. Primero: la resistencia a antibióticos y por tanto eventual colapso de servicios de salud; propagación de pandemias (el Covid ha sido la peor pandemia desde la aparición del VIH- Sida en 1981). Segundo, la crisis financiera combinada con potentes fenómenos meteorológicos ponía en jaque los canales de financiamiento para definir prioridades de atención. Finalmente, los llamados incendios digitales que, debido a la hiperconectividad derivan en desinformación, noticias falsas y otros peligros.  Todo estaba previsto.

 

Una década más tarde, los más de 1.200 encuestados refieren que para los próximos dos años los mayores riesgos serán: crisis del costo de la vida, desastres naturales y eventos provocados por el clima extremo y; la confrontación geoeconómica.

 

El informe es un llamado para actuar en cooperación, colaboración, coordinación e integración, cuatro conceptos claves que han hecho de la sostenibilidad el modelo idóneo para enfrentar un panorama global donde se han venido profundizando viejas problemáticas y cuyo abordaje ha tendido a ser individual, local y fragmentado.

 

La sostenibilidad, vista como modelo, como ese ecosistema donde convergen tres pilares fundamentales: el económico-gobernanza; el social y el ambiental, ha permitido a empresas y organizaciones con estrategias sólidas y permanentes, trabajar a partir de un enfoque de riesgos, con procesos altamente participativos, volcados hacia el desarrollo sostenible, a la innovación y tecnologías más amigables, a crear entornos más resilientes y con una visión de construir nuevos liderazgos.

 

Es imperativo que estos nuevos líderes abandonen la retórica, los eternos análisis y las posiciones egoístas para enfrentar lo que el informe de la WEF llama policrisis, una confluencia de múltiples contextos como nunca antes había visto el planeta y cuyos efectos no solo se intensifican, sino que derivan en otros problemas con consecuencias globales.

 

Las crisis actuales requieren colocar al ser humano en el centro de cualquier medida, política o inversión: esta es la columna vertebral de la sostenibilidad.

 

En el empleo, por ejemplo, el informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recién publicado, revela que el crecimiento del empleo en el mundo crecerá apenas un 1% en el 2023, menos de la mitad respecto al 2022. Las condiciones postpandemia, la guerra y las condiciones económicas actuales provocarán mayores desigualdades y que la recuperación no se vislumbra antes del 2025.

 

De nuevo, la sostenibilidad, gracias a su enfoque de gestión de riesgos e impactos, ha demostrado tener la capacidad de responder a las demandas y necesidades del entorno de forma estratégica e integral, interconectar esos riesgos, medirlos, mitigarlos y partir siempre de la mejora continua para abordar problemas y soluciones. Tiene la ventaja además que, siendo transversal a la organización y siguiendo principios globales éticos, de buen comportamiento, transparencia y equidad, recurre a aliados de diversa naturaleza para acelerar la solución y ampliar el alcance de los beneficios.

 

La consigna del Foro Económico Mundial es que estamos ante un punto de “inflexión crítico” y que el “gran número de crisis en curso exige una acción colectiva audaz”.

 

Ese punto de inflexión obliga a medidas categóricas; con resultados visibles en el corto plazo. El colapso de ecosistemas, sumado a los brotes de descontento social por la pobreza, desempleo, desigualdades y vulnerabilidades climáticas, vienen tocando desde hace ya varios años, fibras sensibles de la sociedad.

 

Para quienes estamos convencidos de la efectividad del modelo sostenible este informe de riesgos 2023 debería ser la respuesta para que empresas y organizaciones asuman con más determinación y fuerza esta forma de hacer negocios, creando valor compartido en el largo plazo para la empresa, colaboradores, comunidades y contribuyan a paliar esa multiplicidad de crisis cuyo efecto no es más que la ralentización del desarrollo sostenible y el freno a una vida más justa, segura y próspera para quienes habitamos en esta nuestra casa común.

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